Primera entrada de julio, Gente con Botas.
Hace un calorón horrible, o tal vez es que a mi ya no me refresca na de na.
Ayer pasamos la noche en el pueblo, fuimos a última hora. Una sencilla cena en el bar de Obón, una tertulia de sobremesa (con regusto amargo) y una animada trasnochada en la calle con gente de varias peñas porque estábamos muy pocos de cada una. Esos son los mejores días allí, porque te relacionas con gente muy diversa, con la que tienes muy poco que ver realmente; o puede ser todo lo contrario, con los que te unen muchas cosas aunque seamos de peñas (y mundos) diferentes.
Y esta tarde ha llovido. Cómo me gusta ese olor. Olor de mi pueblo a tierra mojada. Y cuando ya sales un poco hacia el monte... olor a tomillo o romero. ¿Os habéis fijado que si los pisas, todavía se impregna más el aire con su perfume?. Eso pasa también con algunas personas, cuanto más intentan machacarlas... más relucen, más brillan. Unas cuantas lenguas dañinas no pueden con ellas. Me encanta cuando las máscaras caen y se empieza a ver quién es quién. Eso me hace feliz porque no se puede tapar el sol con un dedo, no. Ahí queda eso. Seguro que algunos sabéis coger el mensaje. Como dijo un Grande: "quién sepa entender, que entienda".
En fin, desde allí subí mis ofertas nocturnas, todas ellas maravillosas, pero dejándome para hoy una que me pidió una clienta. Había puesto un Praga-Budapest pero ella quería también Viena... ¡pues aquí está, no se hable más!.
Ya sabéis que desde Zaragoza no hay salidas todos los días, y por supuesto ni cada semana, ni cada mes... Así que tenemos que aprovechar lo que tenemos, si es que nos cuadran las fechas. Queda muuuuuy poca cosa para el día 14, así que... ¡probad suerte si os cuadra porque está fenomenal!.
Bueno, y con esto os voy a ir dejando... que por hoy, ya vale, ya.
Nos vemos pronto.
¡¡Somos, Carol y las Botas de 7 Leguas!!
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